En estas últimas décadas hemos visto cómo la red de carreteras en España se ha modernizado de manera significante – y lo sigue haciendo. Generaciones atrás era necesario utilizar carreteras ruteras con peor asfalto, más estrechas y menos seguras. Hoy día proliferan las autovías y autopistas que permiten viajes más rápidos (al menos dentro de los límites de velocidad) y sobre todo más seguros. Pero la tecnología sigue avanzando y también en seguridad vial: hablamos de las llamadas carreteras inteligentes o smart-roads. ¿Están llamadas a ser estas las carreteras del futuro?
Lo cierto es que ya llevan varios años en funcionamiento, tanto en países tan cercanos como Francia como la lejana China. En estos casos se han construido carreteras solares: estas vías utilizan una pintura fotosensible que recogen la luz solar de día. De noche, esta energía se convierte en luz brillante que iluminaba las carreteras. Por desgracia ni en Francia ni en China tuvieron la acogida esperada, pero los avances han continuado por otros lados.
Tres objetivos principales
Las carreteras inteligentes o smart-roads tienen tres objetivos:
- Aumentar la eficiencia en la conducción
- Mejorar la seguridad en carretera
- Reducir la contaminación en el medio ambiente
Cada vez más gobiernos están más involucrados en el avance de carreteras más seguras. Se trata, en definitiva, de adaptar las carreteras a la tecnología de la que se dispone en la actualidad. De manera similar a como los coches han evolucionado con la implantación de los sistemas ADAS, que ayudan al conductor en su tarea al volante.
Al igual que los coches con sistemas ADAS, las carreteras inteligentes contarán con sensores y cámaras que permitirán una interconexión entre elementos de la vía. Es decir, entre todos los coches que circulan por la carretera, pudiendo determinar la posición exacta de cada uno. Así es posible crear una red de información a tiempo real y conocer más datos al momento. Desde el coche se podría saber si se ha producido un accidente, controlar el flujo del tráfico (en caso de atasco) e incluso buscar rutas alternativas. De este modo, es posible lograr una conducción más eficiente a la par que segura. Así se podría conseguir que se reduzca el número de accidentes de tráfico – sobre todo los mortales – a lo largo del año.
Innovaciones tecnológicas
He aquí una serie de tecnologías que se aplicarían a estas carreteras inteligentes. Son cuatro ideas con tecnología del presente y de hecho alguna ya se aplica a menor escala en algún país de Europa. Son las siguientes:
- Pavimentos fotovoltaicos: Carreteras con paneles solares que pudiera circular a medida que el coche va pasando y cargando los paneles. Esto se puede ver en la actualidad en países como Holanda, pero aplicado a los carriles bici. Un vehículo de gran peso – como un camión – podrían dañar el pavimento mientras que una bicicleta es peso mosca comparado con un turismo convencional.
- Elementos interconectados: La llegada y difusión del 5G va a ser vital para las carreteras inteligentes, pues permitirá la interconexión en todo lo que pasa sobre ella. Gracias al 5G será posible conectar peatones, coches, señales de tráfico y otros elementos que puedan verse en la misma. Al tener más información y control del terreno, existe el potencial de tener tanto una carretera como una conexión más segura.
- Pasos de cebra inteligentes: Pavimentos LED con proyectores y detectores de peatones. Si no cruza ningún peatón no se iluminan, pero si cruza alguno empiezan a iluminarse de modo que sea más visible para los conductores.
- Big data: Gracias a la inteligencia artificial, sería posible gestionar el tráfico así como realizar una previsión de flujos para evitar problemas como congestiones.
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