Después de tantos y tantos días de nieve y hielo, la bonita estampa de Filomena ha dejado paso a un sinfín de problemas de todo tipo. Muchos problemas de coches aparcados, atascados sin poder salir de la trampa blanca que les ha tendido este fenómeno climatológico. Ante esta situación tan extraña en España – pues las nevadas son más comunes en el norte de Europa, sin ir más lejos – existen una serie de pautas importantes a tener en cuenta. Estas serán de utilidad tanto para cuidar nuestro coche en sí como los parabrisas, una de las partes vitales de la estructura de nuestros vehículos.
Son muchas las personas que han acudido a sus aseguradoras para consultar dudas acerca de daños a sus vehículos. De hecho, según los datos de Legálitas, el 70% de las consultas desde la llegada de la borrasca Filomena han sido referente a daños en sus vehículos. En esos casos, solo se cubren los daños en aquellos casos que se haya contratado o bien con daños propios o bien a todo riesgo.
Tras una nevada, es muy probable – salvo que el coche duerma en garaje – que nuestro vehículo esté cubierto de nieve. Es importante quitarla de ahí cuanto antes, pues después de la nieve se convertirá en hielo. El hielo es más complicado de retirar y su peso y dureza puede dañar tanto la carrocería como los parabrisas. Si eso ocurre, quizás sea necesario acudir a un taller especializado para revisar si el parabrisas ha de ser reparado o sustituido, así como una recalibración de los sistemas ADAS. En coches de hace muchos años, con algo de desgaste en las juntas puede filtrarse algo de líquido en el interior. Si esto ocurre, veremos cómo nuestro parabrisas también está húmedo en su cara interior. Ante esto, ¿qué debemos hacer?
Quitar la nieve del parabrisas
- Con la mano, quitamos la mayoría de la nieve acumulada encima de nuestro coche. No hacerlo nunca con una pala o una rasqueta de metal, pues así es muy probable que dañemos tanto la carrocería como los cristales.
- Cuando quede una capa liviana, retiramos lo que queda, así como una pequeña capa de hielo si se da el caso. Existen diferentes métodos como alcohol o líquido anticongelante, pero el más práctico es utilizar una rasqueta de plástico. Es efectiva y se puede encontrar en cualquier sitio por un módico precio, incluso menos de 3 euros. No hacerlo nunca jamás tirando agua caliente sobre el parabrisas. De hecho, el agua a temperatura ambiente también es perjudicial, ya que puede filtrarse en alguna microfisura, expandirse y provocar grietas mayores, además de contribuir a cambios rápidos de temperatura en el cristal que desgasten su estructura.
- Ser paciente, sobre todo si se ha congelado la maneta o la cerradura de la puerta. Si es posible, calienta de alguna manera el hielo para que se derrita antes. No retires nunca nieve o hielo con los limpiaparabrisas, pues lo que harás será rayar el cristal (aparte de romper los propios ‘limpias’).
- Ya dentro del coche, es importante poner la calefacción y dirigir el aire hacia el parabrisas.
Arrancar el coche tras la nevada
Es posible que tras la borrasca el motor tenga algunos de sus componentes muy fríos o congelados, por lo que no funcionen bien a la primera. Empezando por el motor de arranque, es importante seguir unas pautas determinadas tal como se puede leer en el medio NeoMotor.
- En el caso de los motores diésel, hay que darle al contacto varias veces antes de la ignición de modo que se deje trabajar a los calentadores. Arranca solo cuando no aparezca en el cuadro de mandos el testigo del muelle amarillo. Hay que recordar que los propulsores de gasoil necesitan una mayor temperatura de funcionamiento con respecto a los de gasolina. En caso de forzar estos motores – o los de motores antiguos, en general – se puede producir una avería mucho más grave.
- Cuando arranque el motor, dejar el coche al ralentí varios minutos para que empiece a funcionar a la temperatura adecuada. Así podrá circular como es debido tanto el aceite como el agua. Por tanto, nada de acelerones o revolucionar más de la cuenta el motor cuando este esté frío.
- En marcha, conducir con tranquilidad, subiendo al ritmo normal solo cuando veamos que el motor ya está a su temperatura óptima. Si el coche se detiene alguna vez, no trates de reemprender la marcha de inmediato. Puede ser que exista algún problema de temperatura con el agua, el aceite o el combustible, por lo que es mejor no forzar y arriesgarse a averías peores.
Conducir bajo condiciones heladas
Quienes hayan visto alguna vez el Rallye de Monte-Carlo o el de Suecia sabrá que las condiciones de nieve y hielo son bastante particulares. En concreto son bastante traicioneras debido al bajo agarre que proporcionan frente al asfalto o incluso a caminos de tierra. En el caso del hielo es aún peor ya que si se congela un charco en el asfalto da lugar a lo que se conoce como ‘hielo negro’. Este parece similar al asfalto en color, pero cuando el coche pasa por ahí pierde toda la adherencia. Por tanto es importante saber leer la carretera y extremar las precauciones, sobre todo de noche.
- Es importante conducir lo más suave posible, sin movimientos bruscos. Ni acelerar, ni decelerar de repente, ni cambios de dirección bruscos para no perder tracción ni sacudir el coche con cambios de distribución de peso.
- Emplear marchas altas para evitar acelerones y aumentar la distancia de seguridad. Lo mismo que haríamos en situaciones de lluvia extrema, pero extremando aún más las medidas de seguridad.
- Hacer buen uso de las ayudas electrónicas de las que dispongamos en nuestro coche. El único momento en el que se recomienda desconectar el control de tracción es si el coche se queda encallado y necesitamos toda la potencia del tren motriz para salir.
- Seguir las roderas de otros coches que hayan pasado por esa misma carretera. Agarrará más que otras partes de la carretera donde haya más nieve, nos habrán limpiado el camino literalmente.
- Si aún así es inevitable pisar una placa de hielo, debes soltar el acelerador con suavidad y guiar con tranquilidad. En caso de que pueda producirse una colisión, o frenas a fondo si tienes ABS o con suavidad para no bloquear las ruedas.
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