Los cristales laminados son cada vez más corrientes en los coches de producción en serie actuales ya que ofrecen una mayor protección en caso de fragmentación o rotura del parabrisas. En esencia es introducir una lámina de plástico en la estructura del cristal de modo que si se rompe no lo haga en mil pedazos con el consecuente peligro para el conductor o los pasajeros que viajen en el vehículo.
Según Carglass, el cristal laminado ofrece cinco grandes ventajas con respecto al cristal convencional. Un ejemplo de estos cristales pudo verse en la presentación del Tesla Cibertruck en noviembre de 2019, coche que equipa el llamado Tesla Armor Glass, compuesto por un vidrio ultra resistente con láminas de polímeros. Esta prueba no salió del todo según lo previsto ya que mientras que en las pruebas iniciales los diferentes impactos con bolas de acero no rompieron el cristal, si produjeron microfisuras no apreciables a simple vista y en la presentación en directo se rompieron dos de las ventanillas laterales.
Un origen por accidente
Los orígenes del cristal laminado se remontan a 1903 y por pura casualidad cuando al francés Edouard Benedictus se le cayó un vaso de vidrio al suelo y no se le rompió. Dentro de este vaso había nitrato de celulosa y la película de celulosa seca mantuvo unidos a los cristales – Benedictus registraría la patente en 1909. En el coche no se empezó a ver hasta 1938 con el butiral de polivinilo de Carleton Ellis.
En la actualidad no se utilizan en todos los cristales por motivos tanto de costes como de peso, ya que son más pesados que el cristal convencional por lo que a veces no se ven en las ventanillas laterales. Incluso se pueden ofrecer ventanillas traseras laminadas con protección solar.
Las cinco ventajas
- La primera de las ventajas del cristal laminado es su mayor capacidad de absorción de impactos respecto a los cristales convencionales – esto se debe a que cuenta tanto con mayor resistencia como mayor elasticidad. Dicho de otro modo, cuenta con una mayor capacidad de absorción energética, que es el porcentaje de energía que absorbe el vidrio con respecto a la energía total del impacto.
- La segunda y más importante para los ocupantes, en caso de rotura se rompen sin saltar en mil pedazos, pudiendo evitar cortes por las ‘astillas’ resultantes del impacto. En vez de eso, en el cristal laminado los fragmentos rotos se quedan pegados a las capas plásticas intermedias (o capa si solo hay una).
- En tercer lugar, detienen con mayor efectividad la entrada de agentes extremos al interior del habitáculo, si bien esto depende del material del que estén fabricadas las láminas interiores. Existen varios niveles, siendo el nivel máximo el nivel 7 propio de los coches blindados – en estos casos se trata de cristales multicapa con láminas de polímeros de hasta 76 milímetros de espesor, capaz de resistir impactos de bala y que los pasajeros salgan despedidos fuera del coche en caso de colisión.
- La cuarta ventaja tiene que ver con el carácter estructural del parabrisas y de los cristales, ya que aumenta la rigidez del coche. Esto es útil a nivel de diseño y también en caso de accidente con vuelco incluido ya que una mayor rigidez hará que se aplaste menos el techo del coche.
- La quinta y última ventaja tiene que ver sobre todo con los meses de verano ya que los cristales laminados protegen también contra los rayos ultravioleta, que sin el cuidado adecuado pueden ser tan dañinos para la piel. Asimismo también reducen el ruido que entra al habitáculo.
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