La fiebre de los coches sin parabrisas

MundoLuna.es

30 noviembre 2020

Consideramos, en nuestro día a día a la hora de movilizarnos y desplazarnos, que los coches han de contar con parabrisas sí o sí. Ya hemos hablado, en otros artículos de MundoLuna, de la gran variedad de funciones de protección que cumplen en nuestros coches. Además, según donde vivamos nos resguardan de las inclemencias del tiempo (ya que el parabrisas es a la vez soporte del techo), más aún en los meses de invierno con el frío y las lluvias.

También se ha hablado en muchas ocasiones – y las que quedan – de la relación casi simbiótica entre los parabrisas y los sistemas ADAS. La luna delantera es el lugar donde se colocan tanto los sensores como las cámaras frontales que funcionan en conjunto para crear las ayudas a la conducción. Estas han convertido los coches de los últimos años en modelos mucho más seguros en comparación con sus generaciones anteriores. La relación es tal que, en caso de sustitución o reparación de parabrisas, es necesario recolocar y recalibrar también los sistemas ADAS.

Y, sin embargo, en estos últimos meses hemos visto una auténtica fiebre de coches sin parabrisas. Marcas de primer nivel que han decidido hacer homenaje a los bólidos de los años cincuenta y sesenta con modelos sin parabrisas (o uno muy pequeño). Es decir, se han revivido las barquetas de carretera, un tipo de coche que incluso en competición está en desuso. Casi todos ellos son modelos especiales y desde luego con precios muy exclusivos, produciéndose muy pocas unidades para todo el mundo.

Sin olvidar las grandísimas ventajas de los parabrisas en los coches, es interesante analizar esta decisión de marcas como Mercedes-Benz, Ferrari, McLaren y similares. En general, lo que se busca es olvidar las comodidades de los coches actuales para buscar una conducción más pura.

Antecedentes

Además de las barquetas clásicas, antes de esta fiebre que se está viendo por los coches sin parabrisas se han visto otros ejemplos. Coches pensados para conducirlos ‘a la vieja usanza’, con otra forma de conducir y de transmitir información y feeling al conductor. Aunque muy vibrantes para conducirlos por carreteras por puro placer, para ir de compras, realizar trayectos largos o tareas similares no son tan ideales. Eso contando con que sean condiciones climatológicas de sol y temperaturas agradables, claro está. El primero y quizás de los coches más icónicos de todos los tiempos es el Lotus Seven/Super Seven/Caterham Seven.

El segundo de estos antecedentes es el mítico Renault Sport Spider, un coche que nació como prototipo del primer Laguna. Tan importante fue para Renault mantener la fórmula de ‘poca potencia, poco peso’ que el parabrisas era un elemento opcional en el coche. Se produjeron en torno a 1.800 unidades de este modelo tan particular. Otro coche llamativo, pero que se quedó como prototipo, era el Porsche 981 Bergspyder: en efecto, el Porsche Boxster de tercera generación con un pequeño parabrisas que apenas llegaba a cubrir a la altura del volante. Pese a lo llamativo que era este coche, un homenaje al 909 Bergspyder de 1968, no se llegó a producir ya que no pasaba las pruebas de viabilidad en el mercado.

Otro coche llamativo es uno del que ya se habló en otro artículo de MundoLuna: el Mercedes-Benz SLR Stirling Moss. Se trata de una edición especial del SLR McLaren limitada a unas 75 unidades, inspirada en el W196 que pilotaron Moss y Juan Manuel Fangio. Lo especial de este coche es que su parabrisas es el más pequeño del mundo, con apenas 300 centímetros cuadrados.

Ferrari ‘Icona’

En septiembre de 2018 Ferrari mostraba al mundo no uno, sino dos modelos especiales, llamados Monza SP1 y Monza SP2. Y si se trata de un Ferrari especial dentro de los Ferrari, ya es decir. Se trata de dos modelos de la serie especial Icona, basándose en las barquetas con las que Ferrari compitió en el Campeonato Mundial de Deportivos.

La manera de diferenciarlas es muy sencillo. El SP1 es un vehículo monoplaza de calle mientras que el SP2 es un biplaza. En ambos casos cuenta con un pequeño parabrisas como cristales, al estilo de las barquetas de hace más de medio siglo. Ambos comparten un potente motor V12 de 812 caballos de potencia, capaces de pasar de 0 a 100 kilómetros por hora en menos de tres segundos.

En la misma línea, Aston Martin desarrolló otra barqueta similar en este 2020: el Aston Martin Speedster, con un motor V12 y 700 caballos de potencia. Se trata de un coche basado en las películas de James Bond, un coche especial limitado a tan solo 88 unidades.

El parabrisas de aire

En este año 2020 McLaren ha lanzado su superdeportivo Elva, un tributo a los McLaren M1A y M1B que crease el fundador de la marca, Bruce McLaren. Esta bestia descubierta monta el mismo motor 4.0 biturbo M840TR del McLaren Senna, pero es su falta de cristales lo llamativo. Sin parabrisas, ni luneta, ni cristales laterales, una experiencia de coche de carreras, pero con matrícula para rodar por la calle. Entonces, ¿cómo se protegen los pasajeros del viento o de la suciedad en carretera?

Es aquí donde entra en juego el Active Air Management System (AAMS). El aire que entra por la toma delantera se canaliza por una salida de aire y sale disparado a alta velocidad por el capó. Al salir el aire por delante de los pasajeros con un ángulo de 130 grados, el aire pasa por encima de las cabezas de los ocupantes. El sistema es más complicado de lo que parece, utilizando unas veletas de fibra de carbono para alterar el flujo de aire.

Ahora bien, el AAMS del McLaren no está activo todo el tiempo. A velocidad de vías urbanas está desactivo, del mismo modo que si el coche se lleva a altas velocidades. Esto se debe a que serían velocidades propias de circuitos (el Elva supera los 800 caballos) y por tanto necesitaría canalizar ese aire para refrigerar el motor.

Los parabrisas y los ADAS seguirán siendo parte del futuro

En cualquier caso, se trata de un tipo de coche dirigido a una selecta y exclusiva minoría que busca sensaciones de coches de carreras. Eso sí, sin las exigencias de los coches de carreras o los compromisos derivados de competir. De hecho, muchos de ellos son ecos del pasado, haciendo referencia a modelos que marcaron buena parte de su historia o su ADN de carreras.

En materia de seguridad, al no contar con elementos tan básicos como el parabrisas o el techo, no son tan avanzados como coches modernos. Se trata de coches vistosos, espectaculares y llamativos, sin adecuarse a los estándares o a las tendencias actuales del mercado del automóvil. Es por eso que, aunque hayan visto unas cuantas barquetas, los avances del cristal en la estructura del coche y de los sistemas ADAS seguirán alcanzando nuevas metas en los años venideros.

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