El verano puede ser sinónimo de vacaciones, trayectos en carretera con el coche y disfrutar del buen tiempo en la costa o en la montaña. Ahora bien, en estos meses también es importante mantener en buen estado los parabrisas y cristales de nuestros coches ya que son los meses en los que más sufren.
Por un lado ya en otro artículo anterior se habló de cómo afectan los cambios de temperatura a los cristales, en especial a los parabrisas ya que son un elemento estructural del mismo. Con el calor la carrocería llega a dilatarse y el parabrisas es uno de los elementos que sostienen el techo, además de que la carrocería y el cristal del parabrisas tienen diferentes puntos de dilatación.
Enemigos de los parabrisas en verano
Parece algo evidente, pero no tan fácil de seguir a rajatabla en verano. Los coches en el periodo estival son propensos a ensuciarse mucho con polvo o con insectos que nos encontremos de frente sobre todo si se circula por carretera. También el polen u otras suciedades que vengan de los árboles pueden ser grandes enemigos si se adhieren al cristal y otras partes de nuestro coche.
El polvo se puede encontrar tanto en suspensión como en pequeñas grietas en la carretera. Además, también es común encontrarse polvo o arena si vamos a zonas de playa. En estos casos no se debe utilizar de manera directa los limpiaparabrisas porque se dañaría el cristal – en cambio, lo mejor es llevar una garrafa de agua para retirar la arena de los cristales y conducir con seguridad.
Referente a los insectos, en verano es la época del año donde hay mayor concentración de insectos y una vez estos acaban aplastados contra el parabrisas es engorroso quitarlos, pero es necesario hacerlo con regularidad. De lo contrario puede ser malo tanto para el parabrisas – que pierda parte de su visibilidad – como para el limpiaparabrisas y sus escobillas.
Cuando se use el líquido del limpiaparabrisas en marcha hay que vigilar donde está el sol ya que con el sol de cara se pierde la visibilidad durante unos segundos si activamos el líquido en ese momento. También hay que tener cuidado con las lluvias ocasionales, ya que estas pueden tener mucho polvo en suspensión en las gotas de agua y hacer que el coche acabe más sucio de lo que lo estaba antes del ‘chaparrón’ de tierra.
El parabrisas siempre limpio
Tener un parabrisas limpio y transparente es vital ya que, según datos de Carglass, el 90% de la información que el conductor recibe sobre el estado de la marcha le llega a través de la vista. Por otro lado, los sistemas avanzados de ayuda a la conducción o ADAS tales como cámaras frontales o sensores van instalados en algunos casos en el parabrisas, por lo que deben estar limpios para realizar de manera correcta su función. Entre estos ADAS están el reconocimiento de señales de tráfico, el detector de cambio de carril, el asistente de aparcamiento y el sistema de visión periférica, así como otros ADAS relacionados con estos o evoluciones/variantes de los mismos.
Para limpiarlo de manera correcta, lo ideal es utilizar una toalla húmeda con agua o un producto de limpieza y dejar que actúe durante toda la noche. Si hay manchas que persisten en el cristal, se puede utilizar una solución de bicarbonato de sodio con un paño de microfibra.
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