La tecnología presente en los coches actuales, como los sistemas ADAS, los sistemas de infoentretenimiento y muchos más, nos hacen la conducción una tarea ‘fácil’. Desde luego, mucho más cómoda y segura que hace 20 o 30 años, además de la evolución de los coches a nivel estructural. No obstante, estas tecnologías han de ser utilizadas de manera correcta para que no supongan un peligro mayor que el que pueda surgir alrededor nuestra. Como decía cierto superhéroe arácnido, un gran poder conlleva una gran responsabilidad…
Esta cuestión es una versión derivada de la peligrosa costumbre de conducir y utilizar el móvil al mismo tiempo, aunque sean solo unos segundos. A fin de cuentas ocurre lo mismo: el conductor deja de prestar toda su atención a la carretera e incluso desvía la mirada. Como es lógico, tanto en España como en muchas otras partes del mundo esto está prohibido y multado, sustrayéndose 6 puntos del carnet. Este peligro se puede materializar también a la hora de utilizar los sistemas del propio coche. Un ejemplo de ello es utilizar el GPS en marcha, emparejar coche con teléfono mediante Bluetooth o cambiar ajustes como la señal de música.
Navegar con seguridad
Un coche con navegación GPS puede ahorrar muchos quebraderos de cabeza así como tiempo, en lugar de preguntar por direcciones o utilizar el móvil. Este último caso tiene el peligro de drenar y agotar la batería del móvil en distancias largas. Ahora bien, el GPS también requiere atención para programar la dirección a la que se quiere llegar. Según la Universidad de Utah este proceso dura unos 40 segundos de media.
Como es evidente, realizarlo mientras uno está al volante puede ser un gran peligro, pues es más de medio minuto sin centrarse en conducir. Y además, centrando la mirada en la consola central. Lo que se aconseja, por ejemplo en un cambio de planes y dirección, es hacerlo deteniendo antes el coche en un lugar seguro.
Conversaciones a través de manos libres
Sí es legal utilizar un móvil a través de un dispositivo manos libres, ya que tanto las manos como la vista permanecen en la conducción. Ahora bien, en mitad de una llamada con manos libres, está demostrado que el cerebro humano dedica cada vez menos atención a la conducción. En los primeros minutos está pendiente de la carretera, pero de manera progresiva se produce un déficit de atención, un peligro potencial.
Existen también los casos en los que las opciones y diferentes informaciones que ofrece el coche pueda ser un motivo de distracción. Como es obvio, todos estos casos no es un caso de tecnología insegura sino de tecnología mal aprovechada, sobre todo por exceso de confianza. Centrarse en la radio o cambiar de fuente de música, por ejemplo, puede ser también otra distracción peligrosa. Ese tipo de tareas, en la medida de lo posible, o se realizan desde parado o se encarga el acompañante.
ADAS que no distraen
Por suerte, muchos de los avances a nivel tecnológico en los coches actuales no distraen, sino todo lo contrario. Muchos sistemas de ayuda a la conducción, conocidos también como ADAS, asisten al conductor facilitándole tareas. El chófer ha de seguir siendo tal y no distraerse de la carretera, pero en un coche actual cuenta con muchas ayudas. Muchas de ellas gracias a sensores o cámaras frontales como las que se encuentran instalados en los parabrisas.
Entre ellos están sistemas como el aviso de precolisión y el freno de emergencia automático, capaz de frenar el coche en caso de encontrar un peatón, animal u otro obstáculo en ciudad. Son capaces de operar con el módulo de frenos, acelerador o dirección también en carretera. ‘Leyendo’ las líneas de los carriles, puede mantener el coche dentro del carril operando con la dirección asistida. Cada vez los coches son más seguros, avanzados e inteligentes, pero hasta que no lleguen los coches autónomos definitivos los conductores debemos seguir siendo también seguros e inteligentes.