Además de los neumáticos, el parabrisas, las lunas o los sistemas de seguridad activa o ADAS, hay varios componentes que son vitales para la seguridad de todos nosotros cada vez que salimos en carretera. Uno de ellos son los frenos, un elemento cuyos problemas no son tan fáciles de detectar a simple vista.
Unos buenos frenos permiten anticiparse a cualquier imprevisto y reaccionar de manera adecuada para mantener el control del vehículo, además de poder detener o aminorar de mejor manera y disminuir el riesgo de accidente o atropello. Según el tipo de conducción los frenos pueden tener una mayor o menor duración, pero utilizados de manera responsable unas mismas pastillas pueden llegar a durar unos 112.000 kilómetros según cifras de Carglass.
Eso sí, esta cifra también puede variar en función de las temperaturas a las que esté sometido el coche, la sobrecarga en el vehículo (un coche más pesado le cuesta más frenar) o conducir más en entorno urbano que en extraurbano ya que los continuos frenazos fatigan más las pastillas. Ahora bien, ¿cuáles son los síntomas de desgaste de nuestras pastillas de freno?
Síntomas de desgaste:
- Pedal del freno duro. Puede ser que las pastillas de freno estén duras, tener grasa o aceite o incluso quedarse cristalizadas por el frío.
- Vibración al frenar a velocidades de autopista. Si esto ocurre puede ser una señal de que con el tiempo los discos se hayan doblado / deformado por algún motivo y sea preciso cambiarlos.
- Chirrío en los frenos. Esto suele ser uno de los casos más habituales, pudiendo ocurrir por dos casos muy extremos: uno porque los frenos sean muy nuevos y necesiten algo de rodaje antes de funcionar bien o porque, por el contrario, estén muy desgastados. Si es el segundo caso y no se atiende este problema el desgaste podría también afectar a los discos de freno.
- Pedal de freno se hunde más de lo normal. En este caso puede ser peligroso ya que cabe la posibilidad de que exista una fuga en el líquido de frenos – o bien otro síntoma de un excesivo desgaste en las pastillas de freno.
- Frenada no tan efectiva como debería. Más una sensación del conductor que otra cosa, cuando siente que al frenar se recorren más metros de lo habitual o de lo que debería este modelo en cuestión. En situaciones de peligro de accidente el tiempo de reacción suele ser escaso.
Consejos de prevención:
Para conservar las pastillas en el mejor estado posible lo mejor es realizar una inspección en taller cada 20.000 o 30.000 kilómetros de modo que se vea su desgaste de manera progresiva. Como es evidente, unas pastillas se desgastarán menos si se realiza una conducción progresiva y eficiente mientras que una conducción más deportiva en la que se exija más a la máquina llevará antes al límite tanto a las pastillas y discos de freno como a otras partes del vehículo.
En los vehículos más modernos, sobre todo los que incorporan ayudas avanzadas a la conducción o ADAS, pueden informar si se detecta que las pastillas de frenos estén en mal estado – en un modelo más antiguo la investigación sería más manual. A través de sensores (cuya información se proyecta en la consola central, el salpicadero o incluso un Head-Up Display en función del modelo), un coche moderno puede avisar al conductor de cualquier anomalía con el sistema de frenado, sobre todo teniendo en cuenta que varios ADAS están conectados con el módulo de frenos.