En las primeras décadas del automóvil se han visto diseños, ideas y concepciones de todo tipo. Algunas más acertadas y otras que, por ser imprácticas, han quedado relegadas a los libros de texto o vídeos especializados en Youtube. Esto ha dejado lugar a diseños que se ven curiosos y variopintos a día de hoy. Otros, en cambio, han sentado cátedra y han sido clave en la evolución de los coches que tenemos hoy día. El Mini original, con tracción delantera, motor transversal y mucho espacio útil para los ocupantes, es un ejemplo de ello.
El protagonista de este artículo, en cambio, es un caso de diseño insólito. Se trata del BMW Isetta. Para el que no lo conozca, quizás le suene al ser el coche que conducía el mítico personaje de Steve Urkel en ‘Cosas de casa’. Un pequeño vehículo que no tenía puertas laterales. En cambio, se accedía por una puerta situada… ¡delante! En efecto, el Isetta tenía una sola puerta delantera con la cual se accedía al interior. De este modo, el parabrisas era además cristal de la puerta. Ya entonces empezaban a aparecer cristales curvos, como es el caso de este coche. Como dato de interés, la unidad de 1960 vista en ‘Cosas de Casa’ sigue a día de hoy siendo propiedad de Jaleel White (Urkel). Y lo que es más interesante, sigue siendo funcional, con un interior adaptado para que entrasen los actores.
Eran diseños atrevidos buscando el minimalismo, diseños compactos y útiles, lo que hoy día se consideraría como coche urbano. En ese momento el mundo estaba rendido al Citroën 2 CV o al Volkswagen Beetle, además del Mini original que salió en 1959. El ‘coche huevo’ fue un microcoche exitoso, construyéndose en Alemania, Francia, Bélgica, Brasil, EEUU y España.
Un diseño original, impensable a día de hoy
Este coche fue en realidad una idea de la firma Iso Rivolta, que más tarde varios grupos adquirirían para producirlo en distintas partes del mundo. La más conocida es BMW, de ahí el nombre de BMW Isetta. Se adquirieron los derechos de licencia y las instalaciones de producción en un momento crítico para BMW. La marca de Baviera estaba al borde del abismo económico tras la Segunda Guerra Mundial y los modelos de gran tamaño, como los 503 o 507 del momento, eran caros de producir.
Dado que se accede por delante, y siguiendo cánones de la época aún comunes, el motor estaba situado en la parte trasera. Era un motor de cuatro tiempos y un solo cilindro, con 250 centímetros cúbicos y 12 caballos. Más tarde salió el Isetta 300 con 13 caballos, seguido del BMW 600, con un motor de dos cilindros. Este llegaba a alcanzar los 103 kilómetros por hora. En su momento costaba unos 2.550 marcos alemanes, unos 1.300 euros a día de hoy según cifras oficiales. Esto le permitió convertirse en un éxito de ventas en Alemania, fabricándose 161.728 Isettas durante ocho años.
A día de hoy, ¿se podría hacer otro Isetta? Seguramente no. Primero, porque se necesitaría un motor mucho más potente, así como una estructura que pudiera aguantar dicha potencia. Y sobre todo, por seguridad. Hay que recordar que se accedía por delante, con el volante pegado a la puerta. De esta manera, los pies iban muy cerca del extremo frontal del coche, muy peligroso en caso de colisión frontal. Los estándares de seguridad actuales han evolucionado eones desde los tiempos del Isetta. Además, no deja de ser un coche muy angosto, con muy poco espacio en el interior.