
Picture credit: Spencer Griffiths
Desde que aterrizó, o más bien invadió, la pandemia del coronavirus nuestras vidas, nuestros hábitos han cambiado de manera considerable. A nivel laboral llevó a que el teletrabajo experimentase un auge necesario e inusitado. Tanto que se ha convertido en una práctica aún más habitual en los últimos doce meses. También existe la práctica mixta, mezclando teletrabajo y volver a la fábrica u oficina según que días o alternando entre semanas. No obstante, en muchos casos se ha visto también el síndrome FOMO, el miedo a perderse cosas importantes. Y es que el componente social sigue siendo fundamental para el ser humano, también en el ámbito laboral. Este miedo puede ser tanto para perderse información importante de la empresa así como cosas triviales o de la vida de los compañeros de fatigas.
En muchos casos las nuevas tecnologías permiten trabajar de manera remota siempre y cuando se cuenten con las herramientas necesarias, tanto hardware como software. En el caso de la fabricación de parabrisas, cristales y lunas no es el caso según que puesto, como es obvio. Aún así, existen fábricas donde parte del trabajo de ingeniería de distintos tipos es posible y llega a hacerse desde casa.
Cifras de Estados Unidos
En el país de las oportunidades, un estudio reciente muestra diversidad de opiniones como refleja US Glass Mag. Tan solo el 19% de los trabajadores estadounidenses quieren teletrabajar a tiempo completo desde sus hogares. Más de la mitad prefieren un modelo híbrido, que se combine trabajar desde casa con ir a la oficina algunos días. Esto se potencia según que industrias o empresas, así como el tipo de trabajadores y el lugar donde residan. Si viven en un hogar más amplio o agradable, puede ser más probable que prefieran un modelo mixto.
En cambio, un tercio de los trabajadores prefiere volver a tiempo completo a las oficinas o fábricas. Es aquí donde se refleja, en parte, este síndrome FOMO. Aunque se trate de perderse conversaciones triviales entre compañeros de trabajo o mientras uno para para tomarse un café. A fin de cuentas, no es lo mismo trabajar junto a un equipo humano que busca un mismo fin laboral que aislado desde casa.
El caso de España
En nuestra frontera, aunque es cierto que ha aumentado el teletrabajo, en muchos casos se vuelve a ir a la oficina o a las fábricas. Esto, por suerte, ha permitido retomar la actividad industrial y que vuelva a haber producción. Los talleres especializados en cristalería del automóvil han podido recuperar poco a poco la actividad pese a la dura situación económica derivada de la pandemia.
Asimismo, las fábricas continúan funcionando e incluso expandiéndose. Es el caso, por ejemplo, de Guardian Automotive con la inyección económica de 5 millones de euros para mejorar la eficiencia de la planta de Llodio, en Álava. La actividad de este tipo de fábricas es vital para el sector, puesto que constituye una cadena de suministros muy efectiva. Al producirse en terreno español, se abarata el coste de distribución y, por tanto, también el coste final para el cliente.
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