Con el final del mes de junio llega también la conclusión del estado de alarma y la llegada a la nueva normalidad, levantándose las restricciones que nos permiten viajar y movilizarnos por todo el país. Ahora bien, este verano puede suponer también un momento clave para los talleres de lunas y parabrisas según las predicciones de los expertos en seguridad vial.
Dado que habrá menos limitaciones, también se espera un mayor número de traslados, como es lógico – ahora bien, los traslados y desplazamientos estarán centrados dentro de España debido a las actuales dificultades para viajar a otros países en comparación a como era antes de la pandemia del coronavirus. Esta mayor afluencia puede dar lugar a que se disparen el número de accidentes de tráfico, lo que lleva a que sea necesario reparar más parabrisas o recolocarlos – sobre todo en aquellos modelos que incorporen sistemas ADAS como cámaras frontales.
Existen otros dos factores a tener en cuenta, según un estudio de Línea Directa: uno de ellos es que debido a la ansiedad relacionada con el confinamiento, las velocidades medias también se eleven y, con ella, la probabilidad de accidentes y siniestralidad. El segundo es el estado de las propias carreteras – al no haberse utilizado tanto en estos meses ni haberse podido adecuar en algunos casos, algunos tramos pueden tener suciedad acumulada, lo que puede afectar al agarre de los coches.
Los datos de la Dirección General de Tráfico apuntan a que entre el 15 de marzo (cuando comenzó el estado de alarma promulgado por el gobierno español) y el 7 de mayo la movilidad se redujo en torno a un 70% y los fallecidos al volante en un 69% con respecto a cifras de años anteriores. Ahora bien, la liberación de terminar este periodo unido al deseo de reunirse con seres queridos o recuperar la tradición de volver a segundas residencias durante los meses de verano puede hacer que los registros de accidentes vuelvan a subir en las próximas semanas.
Además, hay que tener en cuenta que muchas personas tienen planteamiento de utilizar más el coche privado y menos el transporte público tras el periodo de confinamiento, en buena parte por miedo al contagio. Solo en Madrid se estima que entre el 10% y el 13% de personas hasta ahora usuarios de transportes públicos utilicen vehículo privado como coche, moto o bicicleta (en este caso para moverse por ciudad), lo cual incide también en los trayectos por carretera sobre todo en el momento en el que Madrid o Barcelona pasen a Fase 3.
Según apunta Francisco Varela, director de la Fundación Línea Directa, este repunte de la movilidad “traerá un aumento de los accidentes de tráfico no sólo por la vuelta a la normalidad, sino también porque habrá más viajes de turismo de interior por las dificultades de salir al extranjero, con un probable repunte en el uso del coche privado, cuyo parque móvil está muy envejecido”. La euforia tras el confinamiento “nos hace ir mucho más deprisa, con adelantamientos y comportamientos más arriesgados. Puede ser la tormenta perfecta” añade Varela.
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