Existen muchas causas por las cuales los cristales, sean parabrisas, lunetas o cristales laterales, puedan producirse. Raro sería que se partieran de manera espontánea, sin que fuese fruto de ningún impacto o en condiciones climatológicas muy extremas. Y sin embargo, ya se han registrado varios casos de cristales que estallan de buenas a primeras. Estos casos se han producido en Estados Unidos y con diferentes modelos de Tesla, tanto el Model 3 o Model X como el Model Y.
Los cristales están sometidos a fuertes presiones de manera constante desde el momento en el que están instalados en nuestros coches. De entrada suponen una parte importante de la rigidez estructural del coche, en torno a un 30%. El parabrisas en concreto es el encargado de sujetar el techo para que, en caso de vuelco, no se hunda sobre el habitáculo. Además, las diferencias de temperatura afectan y mucho, no solo las oscilaciones en temperaturas ambiente extremas (sea frio o calor). En el caso de las altas temperaturas aguantan las dilataciones de la carrocería.
No obstante, en varios casos, incluso en temperaturas que puedan considerarse como suaves es posible que el cristal se rompa, aún siendo el coche nuevo. Han sido varias ocasiones en las que el coche ha sido recién sacado del concesionario cuando ha ocurrido el suceso misterioso. En el caso del Model X se ha visto en el techo solar mientras que en los Model 3 ha sido en las lunetas traseras. En cambio, en el caso más reciente – del pasado 13 de octubre – fue en un Model Y que, de noche, estaba reposando en un garaje cuando de repente estalló uno de los cristales laterales.
¿Posibles causas?
En el garaje del caso anterior la temperatura ambiente era de unos 17,2 grados centígrados, lo cual descarta la posibilidad de un shock termal. La más plausible es la de un exceso de estrés del cristal. Es muy posible que se produjera por una pequeña desalineación de apenas unos milímetros, suficiente para crear esa tensión extra en el cristal. Llama la atención que se haya visto en diferentes cristales – en el caso de los Model 3 en cristales traseros.
De hecho, en uno de los casos de los Model 3, el propio sistema de vigilancia de Tesla, Sentry Mode, grabó el momento en el que el propio sistema avisa al conductor con una alerta. Más tarde el propio conductor se percató de que el cristal trasero estaba hecho añicos, siendo una unidad con pocos kilómetros recorridos. Como es evidente, en ninguno de estos casos afecta al parabrisas ya que no es cristal templado sino laminado. Es decir, el cristal no salta en pedazos sino que se queda pegado a una lámina, fracturándose pero sin que los pedazos puedan caer dentro del habitáculo y provocar lesiones a los ocupantes.
Existen otras causas posibles además del exceso de estrés o más bien defectos que provocan el estrés. Una de ellas es que, a la hora de la instalación, se haya doblado el cristal a la hora de colocarlo en el marco. En estos casos el estrés es mayor cuando se producen oscilaciones de temperatura o torsiona al chocar con el viento. Otra posibilidad puede ser un pequeño desperfecto en la superficie a la hora de instalarlo. Este desperfecto, que pueden ser microfracturas, se expande desde el punto de origen del defecto a menudo sin que el ojo humano lo vea.
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