Siempre es bueno recordar la historia, de donde venimos para entender hacia adonde vamos. O de donde salen las tendencias que hemos visto y vemos a día de hoy. En el mundo del motor una manera de verlo es repasando prototipos destacados, como hemos hecho en MundoLuna con el Lancia Stratos Zero, el Renault Trezor u otros modelos pasados de producción en serie. Una de ellas es la de los cuadros de mandos y, en general, la instrumentalización digital. En la actualidad, una o varias pantallas superpuestas ofrecen la más alta tecnología e información al conductor. Puede parecer algo de ciencia ficción en su momento, pero de hecho, primero vino la realidad. Primero vino el Lamborghini Athon.
El Athon fue diseñado por Bertone y se presentó en el Salón del Automóvil de Turín en 1980, tal como cuenta Periodismo del Motor. En su momento fue tan rompedor, tan alucinante, que fue inspiración para futuras obras a lo largo de la década de los ochenta. También es sorprendente que en esos momentos Lamborghini, tras plantar cara a Ferrari desde los sesenta, estaba maltrecha económicamente hablando. De hecho, estaba en liquidación. Bertone, por tanto, fabricó este Athon por iniciativa propia y lo hizo siendo un prototipo cien por cien funcional.
Las bondades del Athon
Hasta entonces lo habitual en los coches era ver que los parabrisas tuvieran una forma recta. De hecho, aún se estilaban las lunetas traseras perpendiculares al suelo, pese a sus inconvenientes aerodinámicos. Y de repente, en el Athon, el mundo vio un parabrisas curvado que giraba en torno al conductor. De esto tomaron nota todos los fabricantes, además del resto del espectacular exterior. Incorporaba el motor 3.0 V8 del Silhouette, lo que le daba unos 260 caballos y 321 Nm de par motor.
Pero más alucinante era su interior. Tras el volante aparecía una enorme pantalla electrónica, muy adelantada a la tecnología de la época. Se extendía por buena parte del ancho del habitáculo, además de controlarse con un cuadro de mandos frente al asiento del copiloto. Una especie de consola central, no tan central, pero muy futurista. Tanto, que inspiró a algunos vehículos de películas de ciencia-ficción. Los coches de Tron, Desafío Total o RoboCop bebían del interior del Athon.
El Athon no era un coche que estuviera a la venta, pero sí que atrajo interés por Lamborghini. El resultado fue la adquisición años más tarde por parte de Chrysler, continuando su andanza hasta que lo adquirió el Grupo Volkswagen. De este modo, la marca del toro tiene asegurada su permanencia al menos en un futuro cercano, proliferando tanto coches de calle como de carreras. A finales de los 80 Marcello Gandini, quien hasta 1980 trabajó en Bertone, fue el hombre solicitado para diseñar el siguiente superdeportivo de Lamborghini. Tras el Countach, Gandini dibujó las trazas de un coche con un morro y un cristal que recuerdan al Athon. ¿El nombre de ese coche? Lamborghini Diablo. Este coche también cambió con respecto al diseño original – el cual acabó convirtiéndose en el Cizeta-Moroder V16T.
¿Puedo comprar uno?
Uno…literalmente, porque solo se hizo uno. Este coche se lo quedó Bertone – fue diseñado por Marcel Deschamps, sucesor de Gandini – durante tres décadas. En 2011 Bertone entró en suspensión de pagos y, para solventarlo, vendieron a un privado el Athon. Por ‘tan solo’ unos 400.000 euros, al ser un coche único en su especie.