En estos meses de invierno seguimos teniendo que lidiar con las bajas temperaturas, sobre todo si se suman temporales que traen vientos gélidos. En muchos puntos del país se han producido nevadas que han cubierto centímetros y centímetros con el blanco manto, con los inconvenientes que conlleva. Según el medio El Español, el pasado martes 5 de enero la Dirección General de Tráfico confirmaba que 110 tramos de carretera habían sido afectados por las precipitaciones de nieve. Las previsiones de la Agencia Estatal de Meteorología apuntan a que seguiremos con esta climatología, más dura en el norte e interior peninsular.

En otros artículos de MundoLuna hemos hablado de las diferentes formas de combatir el frío, sobre todo para proteger nuestros parabrisas y cristales. Un importante aliado que tenemos en casa contra la nieve es uno en el que quizás no nos paramos a pensar mucho. La sal. El cloruro sódico es una herramienta muy útil a la hora de deshacerse de la nieve que nos estorbe o incluso nos impida salir con el coche de casa o del garaje. Esto se debe a que provoca que la nieve se derrita con mayor facilidad.

Ante la pregunta de si nos vale la sal común que tenemos en nuestras cocinas… sí, nos vale. La que se coloca en la mesa pura en un 98%, siendo cloruro sódico en casi toda su integridad. Existen sales especiales dedicadas para su uso en carretera cuyo porcentaje de pureza es del 95%. La diferencia es que añaden una serie de compuestos minerales, como puede ser el sulfato de calcio o el sulfato de magnesio. Existen varias empresas dedicadas a estos productos, como es el caso de la alemana Streusalz.

Pero, ¿cómo ocurre exactamente?

Lo que ocurre es que la disolución de agua y sal necesita una temperatura menor de la habitual para solidificarse y que se convierta de agua a nieve. Si echamos sal sobre la nieve a temperaturas bajo cero que no sean muy extremas se podrá combatir la congelación. La cantidad de sal diluida determinará el punto de congelación de la mezcla, pudiendo descender hasta los 21 grados bajo cero.

Esta temperatura es suficiente en España para quitar la nieve en todas las situaciones naturales. No obstante, en otras partes del mundo lidian mucho más a menudo con la nieve, por ejemplo en el centro y norte de Europa. En Suecia, Noruega o Finlandia ver carreteras nevadas es muy común durante meses, así como en países como Canadá, Rusia o regiones de Estados Unidos. Por tanto, allí esta clase de productos se comercializan en mayor medida que en España.

Llegados a este punto, hace falta tener en cuenta que el uso indebido de la sal puede ser muy perjudicial. Es decir, no lo utilices jamás para quitar el hielo y la escarcha del parabrisas. Al igual que desaconsejamos el uso de agua para descongelar los cristales, el uso de la sal es también contraproducente. Lo que puede hacer, aparte de dañar la estructura del parabrisas, es desgastar tanto el metal como la pintura de nuestro coche.

Alternativas ‘ecológicas’

Además del daño potencial que puede hacer a nuestros coches, la sal puede ser perjudicial para el medio ambiente. Si seres vivos caminan sobre un camino deshelado con sal, esta resecará su piel. Es por ello que existen otros remedios naturales – uno de ellos es el uso de la urea.

No obstante, el más utilizado en otros lugares es el jugo de remolacha, biodegradable e inofensivo tanto para animales como para plantas. Unido a la sal, es muy efectivo y utilizado sobre todo en Canadá, pudiendo bajar la temperatura de congelación hasta los 28 grados bajo cero. Eso sí, como contrapunto, está el fuerte olor del jugo de remolacha.