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26 abril 2021

Hace un siglo que comenzó a aplicarse en la industria de la automoción el cristal laminado para mejorar la seguridad de los parabrisas de manera exponencial. Se trata de uno de los inventos en el sector que más vidas ha salvado, junto con el cinturón de seguridad. La principal característica del cristal laminado es que no se rompe en mil pedazos, sino que se fractura en forma de tela de araña, manteniendo su forma de araña. Esto quiere decir que los pedazos no salen despedidos, con la posibilidad de herir a los ocupantes del vehículo.

Con motivo de este centenario, en ‘El Hormiguero’ quisieron hacer un experimento para poner a prueba la resistencia del cristal laminado. Con aluminio incandescente a 660 grados simularon la caída de lava volcánica. Tal como detalla Carglass a través de un comunicado, el cristal se resquebrajó ante las altas temperaturas, pero mantuvo su estructura. Ni un gramo del aluminio incandescente entró en el habitáculo, demostrando así como protege a los ocupantes del coche.

Así pues, en este artículo vamos a realizar un repaso a estos cien años de evolución del parabrisas laminado. Hoy en día se sigue utilizando el cristal laminado tanto para el parabrisas como para la luneta trasera. Además en la actualidad están más reforzados con productos químicos, haciendo que sea más complicado que se fracturen o se rajen. Aún así, si se observa un desperfecto en la superficie del cristal, no dude en acudir a un taller especializado en cristalería de automóvil por si fuera necesario reparar o sustituir. En el caso de los cristales laterales, dado que cumplen otras funciones, se utiliza cristal templado.

Del ‘collar de cristal’ al primer parabrisas laminado

En la primera década del siglo XX ya empezaron a verse los parabrisas como elementos de producción en serie, de modo que en la década siguiente ya eran un estándar. Coincidió además en el momento en que el coche no era un bien de lujo sino que cada vez estaba más al alcance del pueblo y era más y más posible adquirir uno. Hasta entonces, para proteger los ojos del viento o de suciedades, los conductores utilizaban gafas similares a las que se utilizaban en ese momento en la aviación.

El problema era que los primeros parabrisas eran cristales normales, dos hojas de cristal horizontales desplazables. Si la mitad superior se ensuciaba, se podía plegar y continuar. Recordemos que los limpiaparabrisas no empezaron a popularizarse hasta unos años más tarde y además, los primeros limpiaparabrisas no llevaban motor eléctrico. En este otro artículo de MundoLuna se detalla la historia del limpiaparabrisas, creado por la estadounidense Mary Anderson.

La combinación de ver cada vez más coches en carretera, unido al detalle de que aún no eran cristales laminados, llevó a accidentes con muchas lesiones graves. En estos casos los cristales saltaban en mil pedazos, hiriendo a los ocupantes. Al no existir aún cinturón de seguridad, también existía el riesgo de salir despedidos a través del cristal, lo que originó la frase ‘collar de cristal’. Ante esta tesitura, Henry Ford – quien ya ofrecía en 1908 el parabrisas en su Ford T – decidió buscar la manera de hacer que los parabrisas fueran más seguros. Cuando sus vehículos estaban envueltos en accidentes recibía demandas, además de que amigos y conocidos suyos también tuvieron accidentes donde se vieron afectados.

Las aplicaciones de Avery, Pilkington y Ellis

Ford encargó a Clarence Avery que encontrase la forma de crear un parabrisas de cristal laminado resistente y barato. El cristal laminado existía ya desde 1903, cuando Edouard Benedictus lo creó por casualidad al caérsele un vaso con nitrato de celulosa. En la misma planta de River Rouge de Ford, junto al especialista Pilkington, empiezan a fabricar parabrisas laminados para los modelos de la marca del óvalo. El desarrollo comenzó en 1919 y para 1921 ya estaban en el mercado como elemento opcional, marcándose el centenario de este hito. Más adelante, en 1926, comenzaría a verse por primera vez como elemento de serie en los Rickenbacker. Esta misma marca, que desaparecería al año siguiente, fue también pionera en otro elemento de seguridad: montar frenos en las cuatro ruedas. Al principio solo las ruedas traseras tenían frenos.

El problema de estos primeros cristales laminados era la decoloración de la capa de celuloide, oscureciéndose y volviéndose más frágil de modo que perdía utilidad. Aquí es donde entra en acción Carleton Ellis, quien en 1938 crea una resina sintética transparente que no se decoloraba con el paso del tiempo. Desde ese momento en adelante, los fabricantes utilizaron butiral de polivinilo en los parabrisas de modo que no perdía claridad con los años a la vez que seguía siendo transparente.

En aquellos años decidieron hacer que todos los cristales, incluidos los laterales, fueran de vidrio laminado. No obstante, en una búsqueda de abaratar costes, los fabricantes decidieron fabricar los cristales laterales y traseros con cristal templado. Según Carglass, los expertos afirman que el vidrio templado no debería utilizarse en las ventanillas laterales. El motivo de ello es que tampoco permiten salir a los ocupantes en caso de vuelcos o choques laterales, ventaja que deberían tener frente a los laminados.

Hasta nuestros días

La seguridad en la automoción ha sido siempre, un tema que ha preocupado a la sociedad. Desde los años sesenta se llevan dando pasos para reducir los accidentes y víctimas mortales en nuestras carreteras. A ello ha contribuido enormemente el cristal laminado, salvador de millones de vidas junto con el cinturón de seguridad. A diferencia de un cristal templado, es posible reparar un cristal laminado si su grieta no es demasiado grande. Reparar ofrece una serie de ventajas, entre ellas el hecho de ser más económico ya que no se produce otra pieza de cristal. Hoy día, además, los parabrisas son tratados con productos químicos. Gracias a ellos es posible mejorar su resistencia frente a impactos.

Además, el vidrio laminado presenta otras ventajas. El más importante de todos es bloquear el 90% de los rayos ultravioleta, protegiendo tanto los ojos como la piel de los ocupantes. Algunos cristales laminados ofrecen también una lámina transparente de óxidos metálicos que refleja la radiación infrarroja, capaz de reducir el calor de los rayos del sol. Otra ventaja destacada del cristal laminado es la insonorización del habitáculo, capaz de reducir los ruidos aerodinámicos así como de la lluvia.

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