Chevrolet Corvette C2 Sting Ray, el deportivo original con dos cristales traseros

MundoLuna.es

5 junio 2021

Hoy día, los diseños de automóviles están normalizados, más o menos. Varios fabricantes y grupos suelen presentar formas y diseños muy similares por los tiempos que corren. La tecnología existente, la optimización a la hora de fabricar los vehículos y sobre todo las tendencias en seguridad acotan la creatividad. Pero hubo un tiempo en el cual esto no era así y podíamos ver una gran multitud de formas e ideas. Algunas eficaces, otras no tanto, otras conservadoras y otras radicales. Y en el campo de los deportivos, y más aún en Estados Unidos, pueden verse ideas bastante curiosas.

En la década de los sesenta llegaba al mundo la segunda generación del espectacular Chevrolet Corvette, el Corvette C2. Se trataba de un deportivo muy prestacional a la par que económico frente a sus rivales. Una marca de la casa que lo convertiría en exitoso durante sus siguientes generaciones hasta llegar a nuestros días. La versión más extrema fue el C2 Sting Ray, un nombre ya icónico. Montaba un propulsor V8 de 7.000 centímetros cúbicos que desarrollaba 425 caballos de potencia, unas cifras espectaculares para la época. Por supuesto, era tracción trasera y apenas llevaba electrónica, por lo que era un coche bruto, muy difícil de conducir comparado con los actuales.

Cristales traseros… ¿o laterales?

Por fuera, lo más llamativo podría ser su enorme capó que escondía el motor V8 en posición longitudinal. Pero su estética y su silueta quedaba completa gracias al hecho que contaba con dos cristales traseros, una fórmula que muy pocos coches en la historia han seguido. En realidad, se puede decir que se unieron las ideas de cristales laterales traseros y lunetas traseras en este C2 Sting Ray. Era un coche muy rompedor, muy diferente del Corvette de primera generación.

Se trataba de un vehículo de tan solo dos asientos, pues tampoco incorporaba una banqueta para asientos traseros como otros vehículos – estos se consideran 2+2. Por tanto, la idea de llevar cristales laterales traseros perdía un poco de sentido salvo el estético. Eso sí, el uso de cristal aligeraba un poco el conjunto, que en vacío casi llegaba a la tonelada y media. Aún así, al ser dos cristales muy amplios, permitía una gran visibilidad al conductor para cuando necesitaba comprobar lo que pasaba tras el Corvette. También ayudaba en las maniobras de estacionamiento, pues estamos ante un coche más bien largo para la época: medía casi cuatro metros y medio.

Legado

El Sting Ray C2 de lunetas divididas corresponde a las unidades fabricadas entre los años 1963 y 1967. Este diseño no terminó de agradar a Zora Arkus-Duntov, el ingeniero que fue conocido como el padre del Corvette. Por tanto, poco después el Corvette C2 pasaría a llevar una sola luneta trasera, además de eliminar unas falsas tomas de aire.

El C2 Sting Ray, como no podría ser de otra manera, acabó encontrando su sitio también en las competiciones de circuitos en Estados Unidos. Siendo un deportivo de tracción trasera con un motor V8 tan potente, tenía muchas facultades para ello. Esto, a pesar de la negativa de General Motors a realizar esfuerzos en competición. Aún así, se llegó a fabricar el Corvette C2 Grand Sport, una versión con más potencia y menos peso. También llegaría el pack Z06, un paquete opcional que convertía el Corvette en un coche listo para competir.

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