Uno de los muchos elementos imprescindibles para el funcionamiento de un motor de combustión es el líquido anticongelante. Su función es doble, más allá de su nombre. Por un lado se encarga de refrigerar el motor, el cual alcanza altas temperaturas debido al proceso de combustión de aire y gasolina en su interior. Por otro, en caso de que el coche esté expuesto a temperaturas muy bajas, sirve que no se congelen partes del motor. La pregunta es, ¿cada cuanto tiempo se ha de renovar en nuestros coches?
Queda claro que es un elemento indispensable para que el motor opere a la temperatura óptima, además de proteger al propio propulsor. Cuenta con aditivos tales como antioxidantes y anticorrosivos de modo que evita la erosión en la mecánica del coche. También mantiene propiedades lubricantes del aceite del motor.
En la actualidad se utiliza el etilenglicol como compuesto base del anticongelante. Esto se debe a que es un líquido con un punto de congelación muy bajo y un punto de ebullición muy alto. Su punto de congelación depende del porcentaje por volumen, pero es capaz de aguantar temperaturas bajo cero. De hecho, es capaz de aguantar hasta los 197 grados centígrados, mucho más que otros líquidos. Sin ir más lejos el metanol, que se utilizaba como anticongelante en los albores de la industria, tiene un punto de ebullición mucho menor. En concreto su punto de ebullición está en los 64,7 ºC, insuficiente para el funcionamiento de los motores de combustión actuales.
Parte de otros líquidos al mismo tiempo
Además de ser un líquido con sus propias funciones, el anticongelante forma parte de otros componentes del coche. Para empezar es parte del refrigerante, absorbiendo el exceso de calor y evitando que la temperatura baje demasiado en caso de temperatura ambiente muy baja. La temperatura media de un motor es de unos 90 grados – si rueda a temperaturas bajas o suaves, sin llegar a bajo cero, funcionará en un estado óptimo.
Al mismo tiempo, estas mismas propiedades se utilizan tanto en la gasolina como en el gasoil para evitar que el combustible se congele en los inviernos duros. Existen dos tipos de líquido anticongelante: orgánico e inorgánico. El ideal depende del tipo de coche del que se trate, así como la situación en la que viva. Una opción u otra dependerá de la zona donde esté el coche, si duerme en la calle o en garaje, la humedad o la altura y otros factores.
El orgánico suele durar más debido a que, al contrario que los inorgánicos, no utilizan silicatos que se degradan con el paso del tiempo. Los orgánicos presentan la ventaja de ser también materiales biodegradables y contar con una temperatura de congelación más alta.
¿Cada cuanto tiempo hay que sustituir el líquido anticongelante?
La gran pregunta depende, como ya se ha esgrimido, tanto del tipo de anticongelante como la situación en la que se vea sometido el coche a diario. Por lo general, se recomienda cambiarlo cada dos años o bien cada 40.000 kilómetros. Pasado ese tiempo, lo habitual es que el líquido anticongelante en el motor pierda propiedades, entre ellas las propiedades anticorrosivas.