En verano no tenemos que preocuparnos (al menos no de manera habitual) de las inclemencias del tiempo. Ahora bien, es justo el calor y las altas temperaturas las que pueden suponer un reto para nuestros coches. Y, sobre todo, de nuestros parabrisas. He aquĆ seis detalles a tener en cuenta para tener limpios los parabrisas de nuestros vehĆculos en el periodo estival.
No en vano, casi toda la información de la que dispone el conductor a la hora de ponerse al volante llega a travĆ©s del parabrisas. Detalles como el trĆ”fico, posibles obstĆ”culos, variaciones en la carreteraā¦todo a travĆ©s del cristal. Por ello es esencial tenerlo en el mejor estado posible.
Tres que dependen del conductor
- En primer lugar, es vital revisar el estado del lĆquido del limpiaparabrisas en los meses de verano. Sobre todo si se va a efectuar un viaje largo por carretera. Con el uso puede haberse vaciado el pequeƱo contenedor. Por tanto es importante revisarlo sobre todo si se ha usado mucho de antemano. TambiĆ©n hay que recordar que, como todo lĆquido, es susceptible a la evaporación cuando suben las temperaturas.
- Asegurarse de que las escobillas estén en buen estado. Las altas temperaturas, al igual que las bajas, pueden degradar las escobillas del limpiaparabrisas. Esto reduce su vida útil y limita su capacidad de limpiar el cristal. Se puede valorar el hecho de contar con escobillas de recambio para los meses de verano.
- No accionar el limpiaparabrisas con el sol de cara. Esta es muy, muy importante ya que el sol puede deslumbrar y si se activa el limpiaparabrisas en ese momento ciega por completo al conductor. Para evitar ese riesgo, o bien se para para activar los limpiaparabrisas o se activan en otro momento.
Ojo con la naturaleza
- Insectos. Grandes enemigos de los parabrisas y sinónimos del verano, quedando aplastados contra el coche en carretera. Si se empiezan a acumular en el cristal es importante eliminarlos. De lo contrario, si se dejan pegados, luego serĆ” mĆ”s complicado quitar los restos de ābichoā del cristal.
- Polvo y arena. El polvo en suspensión y la arena son también grandes enemigos a la hora de tener un parabrisas limpio. Esto se hace sobre todo evidente cuando uno viaja a la costa o a la playa. También cuando realiza un viaje por caminos de tierra. Si se usa el limpiaparabrisas sin cuidado del polvo o de la arena, es posible que se dañe la superficie del cristal. Por ello, es conveniente para estos casos contar con una garrafa de agua.
- Ćrboles. Son literalmente un doble filo: por un lado nos refugian del calor, algo que se agradece en las horas de mĆ”s alta temperatura. Por otro, pueden desprender resina que se pega al cristal, siendo complicado quitarlo. De hecho, hay Ć”rboles concretos que dejan una resina particularmente pegajosa. TambiĆ©n dan cobijo a los pĆ”jaros que se posan en sus ramas, pudiendo realizar sus necesidades y que estas caigan en nuestro coche. Los excrementos de pĆ”jaro tampoco son fĆ”ciles de limpiar, por lo que hay que vigilar a la hora de dejar el coche estacionado debajo de un Ć”rbol.
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